Es muy sencillo comprender el funcionamiento de una impresora 3D, a la cual se le transfiere desde un programa de diseño asistido por una computadora, el modelo de una pieza en particular, o varias, la cual es analizada y posteriormente impresa.
La impresión o fabricación aditiva es un conjunto de capas que se van uniendo mientras se va imprimiendo hasta formar la geometría del producto final.
Entendiendo este concepto, podemos comprender la infinidad de posibilidades que tienen estas nuevas tecnologías, y la cantidad de materiales de los que disponen. De los cuales, logran piezas completamente funcionales y de alta resistencia.
Beneficios de las impresoras 3D
Uno de los rubros que están aprovechando estos beneficios es el automovilístico. Podemos considerar como puntos de valor:
- El desarrollo de piezas más livianas que contribuyen a una mayor eficiencia del combustible.
- Crear piezas y refacciones para vehículos que no se encuentren en producción.
- Impresión de autopartes y accesorios.
- Creación de nuevos conceptos desde cero, dando lugar a la personalización absoluta de un automóvil.
- Reducción de costos y tiempo. Hace posible pasar de meses de desarrollo a días u horas para obtener piezas finales o probar materiales.
- El simple hecho que una impresión 3D es capaz de producir serialmente un sin fin de piezas para distintas aplicaciones.
Hasta ahora, la impresión 3D se ha utilizado para crear piezas de repuesto reduciendo los tiempos de entrega y la necesidad de mantener stocks improductivos. Sin embargo, empresas como BMW ya han integrado a su equipo de trabajo distintas impresoras 3D para crear sus coches impresos de metal desarrollando pequeñas producciones en serie que permiten ahorrar tiempo y costos.
