Las impresoras 3D generan muchos beneficios en el rubro de la construcción. Aspectos desde el diseño como en la ejecución son mejorados gracias a las mismas logrando optimizar tiempos de producción y achicar costos.
En la fase de diseño, las impresoras 3D permiten reducir número de pasos y afinar detalles más fácilmente. Las mismas realizan formas que de manera manual serían muy difíciles de conseguir.
La construcción de una maqueta puede demorar semanas e incluso, meses; y el resultado dependerá mucho de la habilidad de quien la ejecuta. En cambio, la impresora 3D permite mejorar la calidad y los tiempos de estos trabajos.
Estas tecnologías permiten la impresión en pequeñísima escala en alta resolución logrando hacer un trabajo con grandes detalles y de calidad.
El coste es otro punto importante, ya que se puede realizar una maqueta con un costo cuatro veces menor al de una artesanal. Y con respecto al tiempo, una maqueta que puede demorar semanas, se logra entregar en un solo día.
Las maquetas impresas en 3D no solo mejoran el trabajo de producción de las mismas, si no también la toma de decisiones. Las mismas facilitan y agilizan las decisiones de los clientes ya que la información y el detalle que ofrecen es mayor al de cualquier otra producción artesanal.
Ya existen proyectos que son fabricados en 3D. Hoy en día, estas tecnologías son utilizadas para realizar nuevos sistemas de producción que permiten crear piezas, formas y materiales de construcción.
Las mismas crean objetos tridimensionales mediante la superposición de capas sucesivas hechas con distintos materiales. Estos pueden ser: plásticos sintéticos, resinas o materiales biológicos como acero o hormigón. Este tipo de fabricación la denominamos “aditiva” y permite crear formas sin moldes permitiendo no producir residuos.